Así fue el coloquio con las protagonistas de ‘Carmen y Lola’, dos gitanas que sueñan

“Eso es lo que queremos (…) que las gitanas podamos tener sueños”

El coloquio acaba de empezar cuando Rosy Rodríguez, que encarna a Carmen en la película Carmen y Lola (Arantxa Echevarría, 2018), dice esta frase. Las personas que ocupan las butacas del Centro Federico García Lorca esa tarde del 14 de febrero enmudecen. Es el día de los enamorados, pero muy pocos se han parado a pensar, asediados por el despliegue paramilitar de corazones rojos y cajas de bombones que ocupa las calles, que hay gente que no puede enamorarse o trascender las tradiciones familiares. Antes de ver la película quizás no se hubieran parado a pensar, o no hubiesen pensado en absoluto, que hay gente que no puede permitirse soñar.

La película culmina en aplausos. Rosy Rodríguez y Rafaela León, la actriz que interpreta a la madre de Lola, aparecen sobre el escenario y se sumergen en el coloquio posterior a la proyección con la maestría de quién lleva años empuñando un micro para enfrentar al público, aunque ninguna de ellas había actuado antes de esta película. Las actrices contaron cómo las candidatas al casting se negaban a seguir adelante una vez que eran informadas de lo que trataba el argumento. El propio hijo de Rafaela fue elegido para un papel y lo rechazó por este motivo. Ella, que simplemente había ido a acompañarlo, acabó haciendo la película. Rafaela cuenta cómo se enfrentó a la actuación sin ninguna experiencia previa, bajo las indicaciones de Arantxa Echevarría. “Me dijo: piensa en tu hija (…) Pues bueno, me lo tomé muy a pecho”.

La gente estalla en carcajadas, pero otras veces calla a causa de la sinceridad de sus testimonios. Ambas cuentan cómo esta película no ha sido solo una denuncia del tratamiento de las personas homosexuales en la sociedad gitana, sino que también ha supuesto una evolución personal para ellas. Rosy Rodriguez regaló a la audiencia un suceso de su propia experiencia al relatar cómo, tras hacer la película, decidió invitar al estreno a uno de sus primos, al que por ser homosexual había rechazada durante toda la vida.

Ambas se muestran muy agradecidas con Arantxa Echevarría, la directora, por ayudarlas durante todo el proceso de rodaje y por estar abierta a adaptar el guión a la vida de los gitanos vista de dentro. Las actrices ayudaron a aportar mayor naturalidad al texto y a las situaciones al poder igualarlo a la experiencia real de las mujeres gitanas, complementando la visión de Arantxa con conocimientos de su experiencia real.

El coloquio discurrió entre anécdotas y curiosidades, pero sin perder de vista la importancia de la película y su mensaje. Las actrices no quisieron despedirse sin antes lanzar un alegato a la tolerancia: “Quiero dar un consejo a todos los homosexuales, sobretodo gitanos. Que no tengan miedo, porque eso no es nada malo. Somos personas iguales. Que vivan libre su amor”. Quedó demostrado que Rosy y Rafaela no solo tienen un don natural para la actuación, sino también para arrancar el aplauso al público. Y quién sabe si cambiar conciencias.

Mayte Gómez

Fotos: Laura Aguilar