- La vigésimo cuarta edición del FIJR tendrá lugar del 10 al 15 de abril
- El festival granadino se extiende al resto del año con sesiones mensuales en el Centro Lorca
- El jueves 25 de enero se proyecta el documental Caballo de viento con la presencia del director Moisés Salama
En un acto celebrado en FITUR, dentro del programa “Granada, ciudad de festivales” organizado por el Ayuntamiento de Granada, se anunció públicamente que la vigésimo cuarta edición del Festival Internacional de Jóvenes Realizadores cambiaba de fecha. Tras su regreso el pasado mes de noviembre después un año de ausencia, el FIJR deja atrás el otoño para tener lugar del 10 al 15 de abril de 2018.
En palabras de Francisco Cuenca, el Festival Internacional de Jóvenes Realizadores es “una cita pionera e ineludible en el sur de España”. Además, el Alcalde afirmó que se trata de “un certamen que se ha marcado el objetivo de ser dinámico, diverso, joven y de alta calidad”. En la presentación del evento también intervino el director del festival, José Luis Chacón, que repite al frente en esta nueva etapa, trabajando para contar de nuevo con la presencia de prometedores cineastas españoles y proyectar largometrajes premiados en los grandes festivales de cine de todo el mundo.
Como novedad, con el fin de consolidarse en el calendario cultural de la ciudad y enriquecer su oferta cinematográfica, el festival granadino se extiende al resto del año con una sesión mensual en el Centro Federico García Lorca. El jueves 25 de enero a las 20:00 se podrá ver el documental Caballo de viento, dirigido por Moisés Salama, que acudirá a presentarlo junto a su protagonista, Fernando Fernández de Castro. La entrada es gratuita hasta completar aforo.
SINOPSIS DE CABALLO DE VIENTO
A sus setenta años, Nando está seriamente enfermo. Es el momento crítico que sirve de catalizador para un relato biográfico que alterna la crónica del presente con la rememoración del pasado. Desde su retomada actividad política a raíz del movimiento 15-M a su activismo ácrata durante las revueltas estudiantiles antifranquistas. Y tras su exilio en Francia, de sus etapas de adicción a la heroína a su actual compromiso con la práctica de la meditación budista. Un retrato insurgente de una persona extraordinaria. Y viceversa.