Así fue el Encuentro con Realizadores con Cecilia Bartolomé

El pasado jueves 4 de abril no había nadie más joven en el Palacio de los Condes de Gabia que Cecilia Bartolomé, que a sus setenta y cinco años dio una lección de coraje y resistencia en el Encuentro con Realizadores, al que asistió para profundizar en su filmografía tras la proyección de sus dos primeros trabajos, realizados en la Escuela de Cine de Madrid y perseguidos durante el franquismo: “El primero de los cortos me lo suspendieron y el segundo lo censuraron, no sé que es peor”, comentó entre risas.

Tanto en su cortometraje Carmen de Carabanchel (1965) como en el mediometraje Margarita y el Lobo (1969) tuvimos la ocasión de ver el retrato valiente de mujeres libres, cuya voz era aplastada dentro de la España franquista de los años 60. Los anticonceptivos, la homosexualidad y el divorcio eran parte de los guiones que recitaban las actrices valientes de Cecilia que, pese al ataque sistemático a su obra, se mantuvo firme detrás de la cámara.

En el coloquio que mantuvo junto a José Luis Chacón (Directo del Patronato Federico García Lorca) y Maite García Ribot (Directora del FIJR), Cecilia se mostró tajante con las trabas a la libertad de expresión: “Lo que hay que hacer con los que censuran es darles en las narices, cabrearlos”. Más allá de ser una afirmación política que no pasa de moda, Cecilia nos habló de la censura desde el plano personal: “Mi padre era director de censura de la Guinea Ecuatorial (…) El consejero espiritual del Instituto del Cine de Madrid tuvo que llamarle para conseguir que me dejase estudiar… Le dijo que en el cine no todo era pecado”. Cecilia habló sin tapujos de la necesidad que ha habido y sigue habiendo de miradas críticas que, a través del cine, supongan una forma de contrainformación en la era de las redes sociales y la sobreinformación, “que son caldo de cultivo para la mentira y la manipulación”.

“El cine es un problema de resistencia. Aguantar, aguantar, aguantar”

Cecilia, con su vivacidad y su carisma fue capaz de convertir en una experiencia divertida el coloquio, regado de anécdotas, como la de aquel chico del equipo de rodaje al que empujaron a casarse para financiar la película con el dinero de su suegro. Un coloquio en el que, sin embargo, se trataron temas tan serios como el colonialismo, la represión o el silencio que guarda la historia del cine español respecto a su trabajo, maltratado y peor conservado. Cecilia evita cualquier ápice de actitud dramática y respondió a las preguntas desde el humor: “Todo lo que he hecho en mi vida es reirme” Reirse de los censores, de la represión, de aquellos que la infravaloraban por ser mujer. Cecilia Bartolomé arranca sonrisas con su cine y con sus palabras, ya que en la sonrisa ha encontrado una manera de hacer reír, pero también de enseñar los dientes. 

Mayte Gómez