“En el montaje se encuentra la película que hay en las imágenes rodadas. Quizás no sea la que había planteada en un principio: puede ser mejor”. Con esta afirmación más propia de una arqueóloga que de una montadora de cine se presentó Ana Pfaff en el Gabinete de Teatro del Palacio de la Madraza. Estudiantes y amantes del cine ocupan cada asiento de la sala, en busca de aprender un poco de la magia que Ana ayudó a transmitir en películas tan recientes como Verano 1993 o Con el viento. A través de fragmentos de largometrajes en los que ha sido montadora y del análisis de cortos secuencias que la inspiran a la hora de trabajar, Ana nos guió en un viaje de tres horas por las entrañas del cine y su capacidad de maravillar.
A lo largo de toda la masterclass Ana nos anima a crear, a respetar y valorar el oficio y las imágenes, pero también comparte con nosotras los problemas y soluciones con los que se ha encontrado en el proceso de montaje de algunas películas, enseñándonos algunas secuencia que suponían un problema para después mostrar cómo la modificó para que funcionase en la película. Un acercamiento práctico que los estudiantes agradecieron y sobre el que no pararon de hacer preguntas, intentando descubrir cómo sucede la magia, aunque Ana es una maga que no oculta sus trucos. “Permitirse dudar en el proceso de montaje también significa no tener ideas preconcebidas, dejar que la película tenga vida propia. Trabaja hasta que te guste, hasta que funcione. Para mí, esa es una de las cosas principales del oficio de montadora”.
La masterclass, organizada en colaboración Granada Ciudad de la Literatura Unesco, fue más allá de la formación profesional. Ana nos habló de la importancia del respeto a una misma y la necesidad de conocer los propios ritmos de trabajo e inspiración, puesto que eso permea el montaje en el que se está trabajando, ya que la película está tan viva como los que trabajan en ella o la visionan. “Hay algo en las imágenes que, cuando lo encuentras es vibración, es magia”. Ana menciona “vibración”, una palabra especial para este 25 Festival Internacional de Jóvenes Realizadores, en el que Val del Omar se alza como figura principal, siempre mirando el cine desde el cielo que cambia sobre Granada y desde el agua que corre en los jardines de la Alhambra. Estamos seguras de que se siente orgulloso de albergar en su ciudad a una colega de gremio como Ana, que habla con cariño y respeto de las imágenes, con las que es capaz de hacer magia y conseguir que estén vivas.